El valor de este paisaje único de producción de sal no es solo su arquitectura inusual, que comprende una sucesión de terrazas escalonadas artificiales construidas a lo largo del tiempo con piedra, madera y arcilla, o los miles de bandejas de cristalización de sal responsables de la deslumbrante blancura, o cientos de canales para distribuir el agua salada en todo el valle mediante un sistema de distribución con más de 1200 años de historia documentada. Ni siquiera el hecho de que los manantiales proporcionan la sal de un antiguo mar antiguo de hace 200 millones de años, o que el ambiente de sal ha llevado a la presencia de una biodiversidad salina, lo que lo convierte en un humedal de importancia internacional. La clave del valor único de este paisaje cultural es, sin duda, la combinación, en perfecta armonía, del conjunto en un contexto privilegiado, el Valle Salado de Añana.

UNESCO